El 26 de diciembre, cosas del cuadrante y los despistes, le di a las teclas sobre lo de los fríos navideños y como de refilón, traía a cuento lo del escaléstric, que es el juguete, por antonomasia. La bici mola, pero el escaléstric es, ha sido lo más , digo yo.. Desde ayer, me parece que hay más por ahí. Bienvenidos, fans.
El escaléstric es una pesadilla navideña, a ver si no. Primero cuando se lo pides a los Reyes, que la Monarquía es muy poderosa, sin duda, pero la economía es lo que tiene y eso era una pasta que para qué. Total, que tras años de interesada bondad, de no estirar las coletas de las niñas en el parque, de golosinas no comidas, de cruentos dentistas y de nonono, que era sisisi a las inyecciones para curar las anginas, caía el escalestric. Mayormente el que tenía forma de ocho, con ese fascinante puente. Es cierto que había otros más molones, sin duda, con formas extrañas, que se llamaban Monza y así, todo glamur, ya se sabe, pero el que solía caer elra el del ocho, espectacular en su modestia, arriesgado en su rutina, infinito en su octogénesis -por decirlo así-, esto es, enorme en su pequeñez. Pequeñez relativa, porque a la que ponías a montarlo, te tenías que salir del cuarto, claro. Aquello era bárbaro.
Sólo ver el transformador de la corriente, ojito con tocarlo que te puede dar calambre, que parecía una caja de zapatos, ya se veía que aquello era elefantiásico. Y claro, a ver quién era el guapo que en una tarde lo montaba, jugaba y lo desmontaba. Con lo que el invento se reservaba para las ocasiones especiales. Como en verano si te desplazabas no podía ir en la burra ese muerto, se reservaba para la Navidad y la Semana Santa. Como el tiempo invita a recogerse en el invierno, ahí se montaba. A la par que el Belén, el árbol y las guirnaldas, el escaléstric. Hala, por si hay poco pollo, en mitad del comedor, porque en la habitración no cabe, sorteando las patas de la mesa y haciendo que todo el que pasase lo hiciese en plan Nureyev, esto es, pegando saltos y procurando no aplastar el McLaren de Fitipaldi o lo que fuese, que yo de coches no entiendo.
Luego estaban los peraltes. A ver quién era capaz de peraltar bien las curvas para que no saliesen volando los Porsches Carrera. Amarillos, para más señas. Probablemente no pocos lectores se estarán preguntando qué es un peralte, o se creerán que debería haberlo puesto con mayúscula, el velero llamado libertad y toda aquella murga. Que no, que no, que es una cosa que tiene que ver con las curvas, que le hace a uno derrapar y perder la cabeza para comprenderlas. Y no hablamos de chicas, ojo.
Tenía un papelito amarilleado como este, que iba con mi pista, la GP 51, el ocho, como para entendernos. Luego estaban aquellas otras tan bonitas, la 91, la 105, que elevaban a las nubes nuestra imaginación y más aún, cuando fantaseábamos con unir pistas y pistas en unos circuitos quilométricos, laguísimos o sea.
Si podías montar todo el chiringuito y no saltabas los plomos, aquello comenzaba a funcionar. Y entonces el juego consistía en acelerar y echar el coche fuera en las curvas. Porque no había forma: siempre derrapaba y hala, rodando fuera. Y tú a buscarlo, a colocarlo otra ez y a sacarlo. Y así todo el tiempo. Yo tuve un Mercedes al que le puse un clip convenientemente adaptado para usar como enganche. Detrás le ponía un Ford Capri de la policía que le daba peso para que no se saliese al derrapar. La gracia es que, cuando culeaba, de metía unos viajes al otro coche, al rival, como si dijéramos, que lo echaba fuera siempre.
Era una tarde entera en plan pesado, dando vueltas y vueltas hasta que uno terminaba mareado. Luego otro día con el chiringuito parado. Al día siguiente lo de "si no juegas con él, desmóntalo, que no podemos ni pasar". Y una tarde entera para desmontarlo, porque, en el fondo, ya estabas hasta las bujías de la tontería. Y en cuanto la caja volvía al altillo, ya tenías mono de escaléstric. Hasta el año siguiente.
Qué cansancio. Hasta de acordarme. Aunque si un día me da, lo monto y la lío.
jueves, 7 de enero de 2010
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11 comentarios:
Lo mejor era cuando podía quitarle los mandos a algún hermano.
Hoy estás que te sales Pianista, que lo he pillado todo, lo del perales, lo de las chicas, je,je
Un abrazo y gracias por este Festival de Belenes que no sería nada sin ti.
Luisa
Es lo que tenían los juguetes de los chicos, que eran una pesadez. Porque ya me direis, ver dos coches dar la vuelta a un ocho durante horas. Anda que no he patinado yo veces al pisar una pista del escalestric. Y menudos bocinazos tipo "Dulci, cuidado que te lo cargaaaas".
En cambio las chicas teníamos más repertorio. Que si la Nancy, que si cocinitas, que si vestidos de muñecas, que si cuentos de colorear, que si combas, que si bicicleta, que si collares y anillitos de colores...
Jeje, Luisa, es que el escaléstric le ha marcado tanto a uno que ahora la Fórmula 1 le parece un juego tonto.
Así que, Dulci, ¿tú eras de las que pateaba el transformador, espachurraba los coches y tirabas la limonada sobre las pistas? Mujeres!!
Vaya, vaya, así que la bricomanía te viene desde entonces. Claro. Y además te servía para hacer trampas al contrario. De lo que se entera una.
Ay, madre. Quién lo hubiera pillado.
Yo lo formularía así, Pianista.
Había quien ponía el transformador en mitad del paso y sin avisar, y claro, luego como los coches se salían de la pista, era casi imposible no pisarlos aunque vigilaras el famoso ocho. Los coches podían estar en cualquier parte además de por la pista. Pero si Dulci iba descalza, como casi siempre, se clavaba el coche en la planta del pie, y te aseguro que duele un huevo, con perdón.
Lo de la limonada es un infundio.
Si es que ocupaban todo el cuarto de juguetes, de verdad...
es puto juguete me trajo de culo de pqueño, me costó tela que me lo compraran..
No entendéis nada del orden creativo de un protobricomán.
Y ojo, poca broma, que hay una legión de electrocutados por las limonadas sobre los transformadores pateados!!!!
Ja ja pues si te da por montarlo haz una afoto que el que hay en casa tiene una pieza si y 4 no
...Y para cerrar, los premios Festival de Belenes 09-10, plis
Myriam, ¿no hay ningún bricomán poor ahí para hacer un apaño en el circuito?
Atiza, yo es que sigo con hambre de Belenes... así que...
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