Ya hablaremos de capitulación después de muertos
Capilla de Empel dedicada a la Inmaculada Concepción, patrona de la Infantería Española
Buena divisa: elfestivaldebebelenes tampoco capitula, por duro que sea el asedio de la pereza. Transcribo las letras del Comandante de Infantería Francisco Ángel Cañete Páez que he encontrado el la página del Obispado de Alcalá sonre la Inmaculada. Las fotos son de este sitio.
Supone esto abrir por todo lo alto el FestivalBelenero. En próximas jornadas un cuadrante, para que trabajemos un poquito Y luego ya se verá. Y ahora, a leer.
El Patronazgo de la Santísima Virgen Inmaculada sobre los infantes españoles se atribuye a un acontecimiento acaecido en las postrimerías del siglo XVI. Corría el año 1585, y, tras la rendición de Amberes, Alejandro Farnesio dispuso que el Tercio Viejo de Zamora, a la orden de su Maestre de Campo don Francisco de Bobadilla, se situase en defensiva en la plaza de Bommel. Cuando la situación empezaba a ser insostenible, un hecho milagroso, atribuido a la Santísima Virgen, vino en ayuda de nuestros soldados. El día 7 de diciembre de 1585, un soldado de Infantería que se encontraba de centinela, al cavar sobre una trinchera con su útil de zapador, encontró un lienzo con la imagen de la Virgen Inmaculada; imagen que, debido al fervor religioso de nuestros soldados, fue llevada procesionalmente por todo el campamento.
Invierno en Flandes
Luego, la fe hizo el milagro. La madrugada siguiente (ya día 8), y sin hallar una explicación lógica, descendió considerablemente la temperatura, por lo que, al sospechar el conde de Holak, al mando de los holandeses, que sus barcos podían quedar atrapados entre los hielos, ordenó el levantamiento del cerco y huyó con su flota, bogando intensamente, bajo el fuego de los arcabuces de los soldados españoles que, en una reacción valerosa, le causaron una gran derrota. Decían los holandeses, en su huida, que sin duda «Dios era español, pues había obrado tan gran milagro». Los infantes del Tercio de Zamora, en agradecimiento a la Virgen Inmaculada, la proclamaron su Patrona, ejemplo que siguieron al poco los demás Tercios de Flandes y de Italia.
Este patronazgo, sin embargo, no tenía carácter oficial. Hubo, pues, que esperar algo más de tres siglos para que, con la preceptiva autorización de la Iglesia, la Real Orden de 13 de noviembre de 1892, pudiese proclamar oficialmente a la Santísima Virgen Inmaculada como Patrona del Arma de Infantería. Así se gestó la concesión de tal alto patronazgo.
Cuando, el 8 de diciembre de 1854, el Papa Beato Pío IX proclama, mediante la Bula Inefabilis Deus, «que la Divina Madre de Nuestro Señor, por singular gracia y privilegio de Dios Omnipotente, fue preservada inmune de toda mancha de culpa original», se da inicio en nuestra patria a los trámites para dar un refrendo oficial al patronazgo que la Virgen Inmaculada, desde siglos atrás, venía ejerciendo sobre nuestros infantes. Pero habían de transcurrir aún casi cuatro décadas hasta llegar al 26 de julio de 1892, cuando el Inspector de Infantería don Fernando Primo de Rivera y Sobremonte, recogiendo el unánime sentir de todos los componentes del Arma, eleva al ministro de la Guerra una solicitud para que fuese elegida Nuestra Señora la Inmaculada Concepción como Patrona del Arma.
Placa conmemorativa en al capilla de Empel. Año 2007. Más vale tarde...
Con cariño y gran satisfacción
El ministro de la Guerra, el Teniente General don Marcelo de Azcárraga, el 6 de agosto siguiente, acuerda trasladar dicho escrito al Provicariato General Castrense, para que, a la vista de los deseos expresados por el Arma de Infantería, manifestase si existía por su parte algún impedimento canónico en sancionar tal nombramiento. El 20 de octubre de 1892 contesta el Vicario General Castrense, en un escrito donde se trasluce todo el cariño del prelado hacia la Infantería, así como la gran satisfacción que le ha producido la propuesta de elección como Patrona del Arma de la Madre de Nuestro Señor en el misterio de su Concepción Inmaculada, aprobándola y confirmándola. Obtenida así la aprobación de la Iglesia, el 13 de noviembre de 1892, el ministro de la Guerra pone a la firma de la reina regente, doña María Cristina de Habsburgo-Lorena, la Real Orden en la que se declara oficialmente «Patrona del Arma de Infantería a Nuestra Señora la Purísima e Inmaculada Concepción, que ya lo fue del antiguo Colegio Militar y lo es de la actual Academia General y de un gran número de Regimientos». La reina doña María Cristina patrocinó la festividad del 8 de diciembre de aquel año, motivo con el cual se creó una medalla conmemorativa que llevaba en su anverso la imagen de la Virgen orlada con banderas de distintos Regimientos de Infantería y, en su reverso, el emblema del Arma con la leyenda: «El Arma de Infantería en la primera conmemoración de su excelsa Patrona, 8 de diciembre de 1892». Mi felicitación más entusiasta a todos mis compañeros, que el 8 de diciembre celebramos nuestra Patrona, con mi recuerdo emocionado a los infantes que cayeron por España, luciendo en el cuello de su guerrera la cornetilla del cazador, el arcabuz y la espada que distinguen el Arma. Que la Virgen Inmaculada siga velando por España y por su Infantería.
3 comentarios:
O tempora, o mores! Yo quiero soldados así ahora.
Snif.
Pues si. porque motivos no faltan para ir por ahí persiguiendo al malo.
Qué pasada de historia...
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