Decía alguien que no sé cómo se llama algo así como que un bebé representa la decisión de Dios de que el mundo debe seguir.
Si a eso añadimos que Dios mismo se apuntó en su día en la lista de bebés para nacer y vivir con nosotros para siempre, la conclusión irrefutable es que, pese a lo que a veces pueda parecer, debemos de merecer la pena.
Que este secreto a voces llegue por fin a todos y para que no se nos olvide a los que ya le conocemos, es la razón fundamental de celebrar un año tras otro la Navidad.
FELIZ Y SANTA NAVIDAD