miércoles, 7 de enero de 2009

Esta no es una güep de rebajas, por Nodisparenalpianista

Bueno, pues hasta aquí hemos llegado. Como si fuese otoño, pero en distinto, las etiquetas cubren con un manto de euros y de códigos de barras las millas de oro de todas partes habidas y por haber. Y claro, que nadie se confunda, que esto n es una güep de rebajas. Esto es canela fina, de la buena, buena.

De todos modos, a los beleneros nos sobrecoge que se nos terminó la verbena, o sea. A ver, con todo respeto y tal, pero ya se sabe, que somos gente de pachanga. Lo de antes, que llega la hora de echarle la persiana al garito, de recoger los espumillones, las luces del balcón, los calcetines de la chimenea -que con la que está cayendo hay que ponerlos a secarse por ahí, que nadie se confunda, que del gordo ni pío.

Bueno, pues agradecer a todo el personal, parlanchín y silencioso que aportase, que leyese y que la liase buena, con la zambomba y tal. Que se agradece todo el que llegue y que a ver si el año que viene somos más y aún mejores. Y que ha sido un placer y todo aquello. Y que ahora en cuanto le ponga el último punto, en el ambigú Néstor, que es ese topletrado de toga y bermudas, nos va a deleitar con unas margaritas y unos párrafos de Cicerón.
¡Ojo, Duci está sacando la bocina!!!!
Marta, toma nota de toda esta pachanga!!
Y Myriam y Luisa están montando un coro rociero de villancicos!!!
Atiza está rematando unos antiguos pecés que echan humo (mejor si bebiesen y volviesen a beber)!!!
Y eso que veo es el humo de la moto de Altea, que trae botillo para la merienda!!!
Y ese estruendo es el de AnónimoMaríaG con la zambomba y una traca que se trajo de Valencia
Y María Jesús está a punto de contarnos cosas de su chavalerío!!!!

Uf, qué tropa...

martes, 6 de enero de 2009

Los Reyes, por Nodisparenalpianista

Estábamos allí. Supongo que recuerdo el frío, porque por entonces, el invierno era invierno y hacía frío porque era invierno. Enfrente del Corte Inglés estaba el paje real que recogía las cartas. Enfrente de Galerías Preciados, que aún le llamaban por aquí Jorba Preciados, se ponía otro. En mitad del bullicio de las Ramblas había uno más, el del Sepu. Enfrente, también. A mi me gustaba el del Sepu, porque el entorno lo hacía más recogido. Como era más chiquito el sitio, Sus Majestades montaban allí un tenderete algo más pequeño, más a mano, como si dijéramos. Estaba bien. El del Jorba nunca me moló, porque Jorba era un follón y nunca me aclaraba donde estaban los juguetes. Si que recuerdo que bastante arriba, de piso, quiero decir, había, junto a una escalera mecánica -porque de las otras también había- un muestrario en un torno de cajitas de Tente -y yo me paraba delante, "detente" ¿si?- de esas que eran para montar algo chiquito, como un puesto de peajes o así. A mi me encantaba el Tente.

De los pajes reales, el más chulo era el del
Corte Inglés, porque la caseta donde recogía las cartas era enorme, una especie de pagoda o vaya usted a saber qué, que ocupaba media acera. Desde aquella acera a mi me gustaba ver volar, al final de verano, cuando surcaba ya el aire los primeros olores de boniatos y castañas, las bandadas de golondrinas -o estorninos, o los bichos que fuesen- cómo evolucionaban haciendo figuras. Entonces me contaban lo de que una iba delante y todas la miraban y la seguían el vuelo ¿Y no chocan? Pues no, no chocan. Ah. Y me gustaba verlas volar, sus acrobacias, el riesgo, lo bonito. Igual que ahora, o sea.

Lo cual que un par de días antes de la cabalgata y de la noche de Reyes, o la víspera, no se cuándo, estaban los propios Reyes recogiendo las cartas. Iban a turnos, claro, porque son Reyes, son Magos, pero también se cansan y tampoco es plan presentarse los tres y liarla como si fuesen las Spice Girls, ante todo orden.

Así que me llevan, ya que estamos, a darle la carta al Rey. Hasta ahí, todo bien. ¿Y quién estará? Pues no sabemos, al que le toque. En esto de las preferencias, nunca he sido maniático. Todos los niños dicen que Baltasar, por negro, aunque ahora menos. No menos negro, sino menos niños lo dirán, porque los negros ya no son exóticos como cuando yo era niño, sino que son señores que siempre están ahí, con las gafas de sol o los bolsos de Louis Vuitton, pobres, cargados como mulas. Luego estaba Melchor, que como es el primero que uno dice y el más viejito, pues también cae muy bien. Y quedaba el pobre Gaspar, que por no tener no tenía ni chiste malo. Ya se sabe, ¿no? Basaltar y se cayó. Si se hubiese matado, sería humor negro en toda regla. En fin. Que como yo ya apuntaba maneras, le tenía un compasivo, cariño especial al pobre Gaspar, el que suele ser menos citado de los tres, aunque en realidad a los tres les quisiéramos (y les queremos) igual. Ya me lo decía la MamádelPianista: ¡abogado de pleitos pobres! cada vez que me metía en jaranas por defender a mis amigos cuando haciendo algo razonable -ojo-, les había caído una buena encima. Lo de siempre, si.

Pues allá que vamos, abrigadito, porque el tiempo está como está y la carta debajo del brazo, no la pierdas, no, no. Y a la cola, como es de rigor. Hay un tipo del Corte Inglés que te echa una foto y luego los papás se la compran o no. Ya se sabe lo que pasa en estos casos, o que sales con los ojos cerrados o que el paje estornuda o que a un señor calvo se le mueve el peluquín. Que la cola iba avanzando y yo cada vez más encogido y pegado a las piernas de la MamádelPianista. Pero no por el frío, no.

Ya sabéis cómo somos los tímidos irrecuperables, que muy chulitos, muy chulitos, pero a la hora de la verdad, enviamos el correo certificado. Y allí no había ninguna posta. MamádelPianista, dásela tú. Que no, NDAPín, que se la has de dar tú, y si te pregunta, dile que has sido bueno, pero algo travieso, que haces rabiar a la
HermanadelPianista y que eres un poco marrano haciendo las fichas, pero que el año que viene mejorarás. Joer, a ver quién se presenta con ese currículum delante de un Rey.
Yo echaba cuentas, porque los niños subían de tres en tres o así y mientras uno hablaba con el Rey, que a esas alturas ya había visto que era Gaspar, el pobre, que me acordaba perfectamente de los años anteriores, dos tandas más y me toca. Y aquello era inevitable. O le daba la carta manuscrita y enmarranada al Rey, o ese año ni Tente, ni traje de Chérif, ni uniforme de hombre-rana
para el Big Jim, que era un muñeco entre el Madelman y el Geyperman, más cachas que el primero pero más bajito que el segundo, eso si, mucho más estiloso que los dos y que gracias a un ingeniosísimo artilugio, le apretabas en la espalda, como en el costillar, entre los omoplatos y el tío soltaba unas guascas de campeonato. De una torta, mandaba a los alfeñiques de los Ayrgam Boys bien lejos, que yo lo se, a ver. Luego estaba el Big Joe, que eras lo mismo pero barbudito leñador, camisa de cuadros, un poco,... bueno es igual. Y también había un Big Jack, por no ponerle black, que era negro. O sea, de todo.

Según se acercaba el instante, mi angustiada
timidez se fue transformando en mosqueada timidez, porque de entonces viene mi cabezonería vehemente, que uno intenta atemperar, pero oye, que a veces resulta muy eficaz y que, aunque no toque, de no pocos apuros me ha sacado. Entre la vergüenza, el cosquilleo, el miedo a que Su Majestad me sacase allí, delante del paparazzo mis trapos sucios, el terror de quedarme sin Tente si huía de la audiencia real como un conejo en víspera de caza, se terminó de golpe cuando un paje me dijo hale, guapo, pasa, anda, cómo te llamas, mientras la MamádelPianista me daba un certero empujón y delante del trono, solo ante el peligro, el calor de los focos que garantizaban las fotos buenas y la supervivencia del Rey, del paje y del fotógrafo en la gélida tarde navideña. Cara de vergonzoso, enfurruñado, temeroso y tímido mosqueo. Hola Gaspar, soy Nodisparenalpianista, le digo, mientras noto por primera vez la suave y aterciopelada caricia de la mano real en mi cabecita rubia. Bueno, y cuéntame, ¿qué tal ha ido el desde el año pasado? Pues... bueno, la cosa es que no hagas demasiadas travesuras, que no enrabietes a tu hermana, y que el año que vene me cuentes otra vez como ha ido. Hala un besito y mañana por la noche a dormir temprano y muy fuerte. Bueno vale, le contestaría yo. Una vez, uno del cole, Gonzalito, que era polvorilla, se quedó medio despierto y por un resquicio de la puerta vio al Rey pasar por delante de su habitación pasar con los bártulos camino del árbol. Oye Gonzalito, ¿y llevaba la capa puesta? -ya sabéis, la de armiño, esa tan elegante que ni el Príncipe de Gales tiene una de esas-; pues claro, Nodisparenalpianista, si no, cómo se sabría que era el Rey. Y yo pensaba, joer con los Reyes, tan abuelillos y se suben como campeones a las casas con la escalera esa como de bomberos, le pegan un salto al balcón y entran tan campantes y sin engancharse la capa. Ser mago ha de ser la órdiga.

Venga, la foto. Y yo allí con ganas de pirarme ya rapidito, con toda la gente aquella mirando, el fotógrafo que sonría, la Mamádelpianista dando palmas, el niño que venía detrás con la misma cara de póquer que tenía yo cinco minutos antes y con unos sudores que yo ya ni sabía si era el calor de los focos o el pánico de la fama.

Y salimos de allí con el deber cumplido, con la foto calentita debajo del brazo y con la MamádelPianista diciéndome, chico, qué serio, le podías haber sonreído un poco al Rey, hombre. O al menos haber cerrado la boca. Oye, ¿y ya le has dicho que le dejaríamos polvorones y un poco de anís por el frío? No, se me ha olvidado...oye ¿y el pan duro de los camellos? Claro, Nodisparenalpianista, y agua, para que beban, los pobres, que toda la noche de aquí a allí...

Y luego nos volvíamos a casa.

lunes, 5 de enero de 2009

EL NIÑO

Aquí están dos fotos del Niño que me gustan mucho. Esta primera se la hice justo al acabar la Misa de Nochebuena, en nuestra Parroquia. Le pedí permiso a Jorge, un monaguillo argentino muy simpático que tenemos y al que tanto le gusta pegar la hebra, como diría Delibes. Estábamos pues, en que Jorge me dió permiso para sacar esta foto con el móvil. En la misma Parroquia y después de la Misa del Gallo, el Padre Juan nos invita a una fiesta con turrones, polvorones, barquillos, bombones, brindis varios y villancicos. Así pues, cuando le enseñé a Jorge la foto entre turrones y Ferreros Rocher, le encantó; bueno, tanto a él como al Padre Juan, que estaba muy contento de tenernos a todos ahí, juntos, y no paraba de ofrecer y comer turrón de chocolate, a la vez, y con el mismo entusiasmo.
Esta otra foto es el Niño que tenemos en el Belén de casa. Bueno, en uno de los Belenes. En el que no concursa, digamos. O sea, el serio. No se le acaba de ver bien, pero tiene una cara preciosa, con papos y todo. Y las piernas y los brazos tan gorditos que dan ganas de darle estrujones y hacerles cosquillas.
En fin, para acabar, quiero dar las gracias al Pianista por la idea tan brillante y tan bonita que ha tenido al organizar este Festival de Belenes. Nos ha permitido compartir historias divertidas, tiernas, y entrañables. Como él.

Otra de Reyes Magos por Myriam

Quizas yo lo habeis leido en el garito de Luisa pero...

Como tengo que limpiar la casa que mañana me invaden los sobrinos corto y pego.



Os voy a presentar a Gasparín, es el hijo del Rey Gaspar:

Aquí Gasparín.
Aquí unos pacientes lectores.

Después de las presentaciones y saludos varios, prosigo con la historia...

¡Eh que tú no has saludado!, pues saluda...

Ahora si que prosigo...

Hace mucho, muchísimo tiempo, unos 2008 años aproximadamente, en un lugar de Oriente no se sabe bien si próximo o lejano, vivía un Rey llamado Gaspar (a este sí que le conocéis así que sobran las presentaciones) ¿no?, ¿que no le conocéis?, ¿como no le vais a conocer?, es ese Rey-Astrónomo y Mago, que un día hace ya unos 2008 años o así decidió seguir una estrella...

Ya bien puestos en situación continuo...

Mientras el susodicho Rey preparaba su equipaje, elegía los camellos, hacia la lista de los pajes que le acompañarian en esa aventura más o menos voluntariamente, es decir que se afanaba en de dar ordenes a diestro y siniestro que para eso era el Rey ¿no?, nuestro protagonista no paraba de interrumpirle:

"Papá quiero ir contigo"
"Papá si te vas sin mi, cojo y no respiro"
"Papá no es justo"
"Papá el hijo del Rey fulano de tal siempre le acompaña"

Bueno ese tipo de cosas, ya sabéis como se ponen los niños de pesaditos de vez en cuando...

En un momento dado el Rey Gaspar, que era un santo pero también perdía la paciencia poco pero la pedía, mando a su hijo a la cama...

Gasparín contrariado obedeció...

Se fue a su cuarto, se asomó a la ventana para contemplar las estrellas, esta manía le venia de familia, cuando de repente vio una estrella que destacaba sobre la demás y pensó...

Yo he de seguir esa estrella como mi padre.

Pero se metió en la cama y vencido por el sueño se quedó dormido esperando que su padre le diera el beso de buenas noches...
Gasparín estaba dormido, cuando sintió que las barbaas de su padre le hacían cosquilla y solo acertó a murmurar...

¡Yo tengo que seguir esa estrella como mi padre!


A la mañana siguiente se levantó de un salto, y echó a correr por todo el palacio diciendo...

¡Yo tengo que seguir esa estrella como mi padre!

Su madre la Reina que estaba afanada en la tareas del hogar, en un principio no le hizo mucho caso, pero al notar su insistencia empezó a plantearse si ese sería el camino que debería tomar su hijo, ya sabéis como son la madres.... Sus pensamientos fueron algo así:

¿Y si no le dejo ir, y ese es su camino?
¿Y si le dejo ir y le pasa algo?
¿Y si enferma?
¿Y si no vuelve?

Cuando por fin consiguió que Gasparín se sentara a desayunar y le miro a los ojos y alli esta en lo más profundo de ellos vio la Estrella, así que se guardó el miedo en el bolsillo izquierdo de su delantal real, y le comunicó a su hijo que podía marcharse esa misma noche...

Gasparín no cabía en sí de alegría y de nerviosismo, acabó su desayuno a la velocidad del rayo y corrió a su habitación para decidir qué se llevaría para tan largo viaje.

Después de desordenar toda su habitación se decidió por las tres cosas que le gustaban para regalárselas al NIÑO...

A saber:

- Una pelota que le había regalado su padre, el Rey Gapar II.
- Un libro de cuentos que perteneció a su abuelo, el Rey Gaspar I.
- Y por último, pero no por ello menos importante, una manta que tejió su madre cuando le esperaba y con la que todavía dormía.

Las horas se le hacían interminables al pequeño Gasparín, pero por fin llegó la noche y con ella la Estrella...

Gasparín escuchó muy atento las recomendaciones de su madre y partió...

Como es lógico, al seguir una estrella, Gasparín tenía que caminar por la noche y descansar por el día. y así que...

Caminó, caminó y camino un poco más durante toda la noche...
Hasta que amaneció y vio que se encontraba en la plaza de un pueblo, se dirigió al centro de la plaza para sentarse a descansa un poco al llegar vio a un viejecito sentado pensó; "este debe de ser un buen sitio para descansar" así que se sentó a su lado...

Al poco rato nuestro protagonista, que era un niño muy decidido como ya habéis podido observar, entabló conversación con él y entré otras muchas cosas el viejecito le explicó que estaba solo y que por eso se pasaba las horas en la plaza mirando como paseaba la gente, así que Gasparín, ni corto ni perezoso, buscó su libro de cuentos, se lo dio, Justo en ese momento empezó a oscurecer, apareció la Estrella indicándole a Gasparin que era el momento de retomar su viaje...

Caminó, caminó y caminó un poco más durante toda la noche...

Y así caminando el amanecer le sorprendió en mitad de un campo, donde jugaban unos niños a algo parecido al football con un guijarro, Gasparín pese al cansancio sintió el impulso de jugar con ellos; sacó su pelota y empezaron los juegos , el tiempo paso volando y cuando acabaron ya era casi de noche y con la noche llegó el momento de que los niños del pueblo se marcharan a su casa entonces Gasparín pensó; "cuando me vaya estos niños no tendrán una pelota con la que jugar", así que llamó a uno de ellos para darle la pelota, en ese momento miró hacia arriba ¡allí estaba la Estrella! era el momento de seguir caminando...

Caminó, caminó y caminó un poco más durante toda la noche...

La aurora apareció y se llevo con ella a la Estrella, en ese momento, Gasparín se encontraba a los pies de un castillo, que pertenecía a un tal Herodes, Gasparín se encaminó hacia el castillo, pero justo antes del puente levadizo le llamó la atención una madre que parecía haber pasado todo la noche a la intemperie, ya que sus hijos estaban ateridos de frío, así que Gasparín les ofreció su manta y como ellos le invitaron a unirse pasaron el resto del día juntos y acurrucados...

Sin apenas darse cuenta, mal cubiertos por la manta, les sorprendió la Estrella, Gasparín se despidió de ellos y dejándoles su manta y siguió caminando...

Esta vez solo caminó y caminó, ya que justo cuando las fuerzas le empezaban a fallar pensó; "ya debe de quedar muy pero que muy poco", dirigió su mirada hacía el cielo buscando una respuesta...

Y ¡Oh sorpresa!¡La Estrella se había detenido a unos pocos metros de donde estaba, brillando más que nunca!

Imaginaros la alegría de Gasparín en esos últimos metros, no podía dejar de corre repetiendo todo lo alto que sus fuerzas le permitían; "¡He llegado! ¡He llegado!"

Y efectivamente llegó...

"Lo primero es lo primero", pensó,besó al Niño y no pudo ni quiso evitar quedarse un rato mirando fijamente como sonreía...

Cuando consiguió articular palabra se dirigió a María diciendo; "Señora, mire mis manos las traía llenas de regalos para el Niño, pero los he dejado por el camino y ahora están vacías"

La Virgen miró detenidamente las manos de Gasparín al mismo tiempo que sonria como solo saben sonreír las Madres le corriguió; "No Gasparín, yo las veo llenísimas, mira aquí están los veinte libros de cuentos, y aquí las veinte pelotas y por aquí aparecen las veinte manta...Mira el Niño las está viendo y sonríe, todos tus regalos, lo que has dado en tu largo camino, el Niño lo ha recibido multiplicado por veinte"
Y ahora, ven aquí a descansar Gasparín, que debes de estar agotado...

Gasparín obedeció y hundiendo su cabeza en las faldas de la Virgen se "durmió"

domingo, 4 de enero de 2009

Una de Reyes Magos por Myriam

Yo soy muy rara como ya habéis podido observar, así que empecé a creer en los Reyes Magos de Oriente cuando tenía seis años, sí es muy raro lo se, sucedió un verano una fecha muy propicia y en un barco un lugar muy adecuado os lo cuento...
Todo empezó con la siguiente conversación:

Abuela da me tu palabra de honor de que los Reyes magos viven y nos traen regalos

No puedo te voy a dar mi palabra de honor de que vivieron...

Y me contó la historia de "pe" a "pa", ya sabéis lo que viene en la Biblia con estrella incluida.

Así que me quede con la copla y al año siguiente me hice una capa de papel albal ya que para armiño no me llegaba y decidí ser uno de ellos, pedí el aguinaldo el día de Noche Buena y unos días después compre cuatro tonterías para mis hermanos, si cuatro ya que el quinto no había nacido, me levanté ese día seis de enero muy muy temprano y uní mis regalos a los suyos.

Desde ese momento me propuse ayudarles en su fatigosa tarea y mientras ellos ponían los regalos yo metía a mis hermanos en la cama y les obligaba a dormir cantándoles y como canto tan mal dormían, bueno la verdad es que con alguno tuve que llegar a métodos menos ortodoxos es decir cosquillas, amenazas y algún que otro cuento...

Desde entonces no hay hijo de gitano que me lleve la contraria los Reyes Magos de Oriente existen y los veo todos los días en las sonrisas y en brillo de los ojos que puedo sacarles a la gente con la que me cruzo en mi vida.

sábado, 3 de enero de 2009

El Nene


- Cómo me gustan esos "Niño-Jesús" así, sueltos, para tenerlo permanente, no para sacarlo sólo en navidad.
Esto se repitió varias veces, cada vez que mi madre pasaba por alguna tienda de figuras. Hasta que, claro, mi padre terminó por regalárselo.
Y ahí lo tenemos desde hace ya varios años, ya sea diciembre, febrero o julio. La verdad es que yo me imagino al Niño algo más normal de lo que suelen representarlo. O sea, sin la coronita, algo más peloncete, llorando a moco tendido de vez en cuando, etc. Ello no quita para que también lo vea extendiendo la manita hacia el que lo mira, con afán curioso ("quién será éste/ésta"), riendo con las cosquillas, jugando con los pies cuando descubre que los tiene o durmiendo como un tronco cuando toca.
Eso sí, éste mira muy fijamente, como pidiendo atención, un mimito o, simplemente, alguien que lo tape. A veces me entran ganas de agarrar la alfombrilla blanca sobre la que está tumbado y arroparle con ella. Lo de debajo es una gomaespuma forrada de tela roja que le pusimos para que estuviera más blandito. Es fotogénico. A pesar de ser mía la foto, ha salido majete.
Es una costumbre simpática estos días la de la adoración al Niño después de misa. Antes de ponerme a la cola me quedo un rato sentada viendo los diferentes tipos de gente que avanzan para darle el besito de rigor: niños que preguntan qué hay que hacer, otros ya con más experiencia, mamás y papás... Dentro de este último grupo son especialmente tiernos los hombres rudos, barbados y con cara de distraídos, aguardando su turno para tan inocente gesto.
En su día, les será tenido en cuenta.

viernes, 2 de enero de 2009

Una foto napolitana, por Nodisparenalpianista


Estábamos en el museo aquel de una abadía de Nápoles, al otro lado de la bahía, enfrente del Vesubio y con el Barrio Español al pie a mano derecha, como si dijéramos. Las vistas eran espectaculares,a pesar de que la tarde no acompañaba por nublada y por penúltima del viaje.


En aquel museo hay cosas de cuando los Borbones, de los milagros de apestados que sobreviven, grandezas del apsado español, Belenes estupendos, napolitanos, lo que son, y turistas poco, pero muy interesados. Una nenita francesa me mira con la boca abierta cuando cambio los objetivos de la cámara. Si la miro desaparece avergonzada, pero sigue pendiente de mi muga de reojo. Una iglesia muy bonita, barroca y una sacristía especacular, la madera tallada, hermosa, claro.


En una de las estancias nos sorprende una talla, precisamente.
A la Mamádelpianista le gusta especialmente. Se trata de una imagen de la Virgen recién terminado el parto. Está tumbada, con el vientre aún hinchado y con un cierto aspecto de cansancio propio de un parto en sus circunstancias. La Mamádelpianista nos reflexiona eso, que la pobre debería de estar molida, con un parto ahí, en mitad de un cobertizo para animales, preocupada por la salubridad
para su Bebé y para ella misma, claro. El esposo, el santo -nunca mejor dicho- ahí, atendiendo el hombre a lo que pudiese, la ilusión y también el susto, la que se nos viene encima, la responsabilidad. El oficio, o sea.
Me podrías sacar una, Nodisparenalpianista, me pide, porque seguro que postal no habrá. Seguro. Vale, a ver.


No se puede hacer fotos, la cosa moderna, claro. Estamos en Italia, también.

La Hermanadelpianista está de palique con un vigilante estrábico -toca madera- y aprovechando lo del Pisuerga, siamo della Spagna, dubidú, le contamos que la nostra mamma vogle una stampa della Madonna tan peculiar. No, no, impossibile, ma, oggi podemos hacer una excepción. Una foto, solo una. Joer, macho, sin trípode, sin flash y poca luz, al menos dos, para asegurar al menos una, regateo. Si, como gitanos.
Y cuela.

Se que, rodilla al suelo y aguantando la respiración, con una me basta, pero así puedo coger un par de ángulos. Y mientras le da la matraca a la Hermanadelpianista y me lo tiene distraído, puedo echarle unas más o, en la sala del al lado, a los Belenes.

En el fondo es un poco aquello de la intrahistoria. Las cosas que estuvieron, seguro, pero que no nos detallaron, porque, aparentemente son detalles nimios, pero que nos hacen mucho más próximas las cosas, las que nos conectan con la grandeza de lo cotidiano, lo heroico en lo pequeño, lo extraordinadio en lo normal, la Virgen, tumbada, aún dolorida, mientras San José cuidaría a su Niño, con una cuadrilla de pastores un poco brutos, un poco marranos, un poco guarros, a punto de postrarse ante Él.

A la vuelta, revelado -porque sigo con cámara química, que como dice el de la tienda, las digitales son imagen, las químicas, fotografía, que nadie se confunda, compruebo que si, que el pulso sigue fino, fino y que la Mamádelpianista tendrá su foto.
Una foto que a mi también me encanta.