jueves, 2 de enero de 2014

Puesta al día, por NDAP


Bueno, bueno, qué tíos. Así que no hay cuadrante y aquí todo el mundo corriendo en desbandada. En fin, que a mi me iban viniendo ideas, pero por las apreturas del tiempo y sin la esclavitud del cuadrante, se me iban quedando por ahí en las orillas. Voy y reciclo una, que la pensé para el día de los Inocentes, en la vorágine que estamos padeciendo.

Leía unos días antes del 28 estos titulares que recogí cuidadosamente

Aparece el rey Baltasar de Santiago
Roban el rey Melchor de la plaza del Pilar
Arde de madrugada el Belén del Ayuntamiento de Los Palacios
Femen irrumpe en la catedral de Colonia en la misa de Navidad
Al menos 38 muertos en un atentado contra una iglesia en Bagdad


Matteo di Giovanni. La matanza de los inocentes.
Museo di Capodimonte. Nápoles

Todos ellos eran de la misma jornada. Y me pareció que todos estaban relacionados. Que formaban parte de una misma escala, del chiste al crimen, que parece que se recorre con demasiada alegría en la actualidad.

Luego me acordé de ese seguidor de Herodes que me ha acusado de ultraderechista y de no se qué cosas más por defender la vida.

Bueno, pues seré lo que este tipo diga, pero en todo caso ni soy un asesino ni milito en ningún partido donde se prefiere matar que vivir.

Leo esto del Papa progre, ese que se comen por los tobillos los que aplauden a las Femen y sus asesinatos sagrados:

Entre esos débiles que la Iglesia quiere cuidar con predilección están también los niños por nacer, que son los más indefensos e inocentes de todos, a quienes hoy se les quiere negar su dignidad humana en orden a hacer con ellos lo que se quiera, quitándoles la vida y promoviendo legislaciones para que nadie pueda impedirlo. Frecuentemente, para ridiculizar alegremente la defensa que la Iglesia hace de sus vidas, se procura presentar su postura como algo ideológico, oscurantista y conservador. Sin embargo, esta defensa de la vida por nacer está íntimamente ligada a la defensa de cualquier derecho humano. Supone la convicción de que un ser humano es siempre sagrado e inviolable, en cualquier situación y en cada etapa de su desarrollo. En un fin en sí mismo y nunca un medio para resolver otras dificultades. Si esta convicción cae, no quedan fundamentos sólidos y permanentes para defender los derechos humanos, que siempre estarán sometidos a conveniencias circunstanciales de los poderosos de turno.

Eso, los Santos Inocentes.

1 comentario:

Dulcinea dijo...

Es la cultura de la muerte, que de manera obscena e implacable va avanzando en los cimientos de nuestra sociedad.

Hay que hacerse la foto y dar un paso al frente. Sí, estoy en contra del aborto y de la eutanasia.

Reflexionaba yo lo que le está pasando a Ariel Sharon. Lleva ocho años en coma. Tiene suerte de que le quieran por lo que es, no por cómo está, ser judío y vivir en Israel. Si viviera en Holanda, Bélgica, España o cualquier otro país europeo algún soplagaitas en nombre de la muerte digna ya lo habría asesinado. Eso sí, por lo legal.

Qué razón tenía JPII.