sábado, 3 de enero de 2009

El Nene


- Cómo me gustan esos "Niño-Jesús" así, sueltos, para tenerlo permanente, no para sacarlo sólo en navidad.
Esto se repitió varias veces, cada vez que mi madre pasaba por alguna tienda de figuras. Hasta que, claro, mi padre terminó por regalárselo.
Y ahí lo tenemos desde hace ya varios años, ya sea diciembre, febrero o julio. La verdad es que yo me imagino al Niño algo más normal de lo que suelen representarlo. O sea, sin la coronita, algo más peloncete, llorando a moco tendido de vez en cuando, etc. Ello no quita para que también lo vea extendiendo la manita hacia el que lo mira, con afán curioso ("quién será éste/ésta"), riendo con las cosquillas, jugando con los pies cuando descubre que los tiene o durmiendo como un tronco cuando toca.
Eso sí, éste mira muy fijamente, como pidiendo atención, un mimito o, simplemente, alguien que lo tape. A veces me entran ganas de agarrar la alfombrilla blanca sobre la que está tumbado y arroparle con ella. Lo de debajo es una gomaespuma forrada de tela roja que le pusimos para que estuviera más blandito. Es fotogénico. A pesar de ser mía la foto, ha salido majete.
Es una costumbre simpática estos días la de la adoración al Niño después de misa. Antes de ponerme a la cola me quedo un rato sentada viendo los diferentes tipos de gente que avanzan para darle el besito de rigor: niños que preguntan qué hay que hacer, otros ya con más experiencia, mamás y papás... Dentro de este último grupo son especialmente tiernos los hombres rudos, barbados y con cara de distraídos, aguardando su turno para tan inocente gesto.
En su día, les será tenido en cuenta.

3 comentarios:

Myriam dijo...

¡Que bonita entrada!, gracias Altea, yo tb tengo uno como ese.

Dulcinea dijo...

Felicidades por una entrada tan bonita, Altea.

A mí me pasa como a tu madre, que busco un Niño como el de la foto, pero no lo encuentro.

Y es que no puedo evitar imaginarlo de verdad. Llorando, moviéndose, sonriendo, durmiendo, pataleando, frotandose los ojitos, en fin, lo propio de un bebé. A mí me pide arrullarlo, protegerle y hacerle cucamonas. Pero en la Iglesia, un besito en los pies.

Myriam dijo...

Dulci, pideselo a los reyes y nunca se sabe ya sabes que son magicos ;)