Quizas yo lo habeis leido en el garito de Luisa pero...
Como tengo que limpiar la casa que mañana me invaden los sobrinos corto y pego.
Os voy a presentar a Gasparín, es el hijo del Rey Gaspar:
Aquí Gasparín.
Aquí unos pacientes lectores.
Después de las presentaciones y saludos varios, prosigo con la historia...
¡Eh que tú no has saludado!, pues saluda...
Ahora si que prosigo...
Hace mucho, muchísimo tiempo, unos 2008 años aproximadamente, en un lugar de Oriente no se sabe bien si próximo o lejano, vivía un Rey llamado Gaspar (a este sí que le conocéis así que sobran las presentaciones) ¿no?, ¿que no le conocéis?, ¿como no le vais a conocer?, es ese Rey-Astrónomo y Mago, que un día hace ya unos 2008 años o así decidió seguir una estrella...
Ya bien puestos en situación continuo...
Mientras el susodicho Rey preparaba su equipaje, elegía los camellos, hacia la lista de los pajes que le acompañarian en esa aventura más o menos voluntariamente, es decir que se afanaba en de dar ordenes a diestro y siniestro que para eso era el Rey ¿no?, nuestro protagonista no paraba de interrumpirle:
"Papá quiero ir contigo"
"Papá si te vas sin mi, cojo y no respiro"
"Papá no es justo"
"Papá el hijo del Rey fulano de tal siempre le acompaña"
Bueno ese tipo de cosas, ya sabéis como se ponen los niños de pesaditos de vez en cuando...
En un momento dado el Rey Gaspar, que era un santo pero también perdía la paciencia poco pero la pedía, mando a su hijo a la cama...
Gasparín contrariado obedeció...
Se fue a su cuarto, se asomó a la ventana para contemplar las estrellas, esta manía le venia de familia, cuando de repente vio una estrella que destacaba sobre la demás y pensó...
Yo he de seguir esa estrella como mi padre.
Pero se metió en la cama y vencido por el sueño se quedó dormido esperando que su padre le diera el beso de buenas noches...
Gasparín estaba dormido, cuando sintió que las barbaas de su padre le hacían cosquilla y solo acertó a murmurar...
¡Yo tengo que seguir esa estrella como mi padre!
A la mañana siguiente se levantó de un salto, y echó a correr por todo el palacio diciendo...
¡Yo tengo que seguir esa estrella como mi padre!
Su madre la Reina que estaba afanada en la tareas del hogar, en un principio no le hizo mucho caso, pero al notar su insistencia empezó a plantearse si ese sería el camino que debería tomar su hijo, ya sabéis como son la madres.... Sus pensamientos fueron algo así:
¿Y si no le dejo ir, y ese es su camino?
¿Y si le dejo ir y le pasa algo?
¿Y si enferma?
¿Y si no vuelve?
Cuando por fin consiguió que Gasparín se sentara a desayunar y le miro a los ojos y alli esta en lo más profundo de ellos vio la Estrella, así que se guardó el miedo en el bolsillo izquierdo de su delantal real, y le comunicó a su hijo que podía marcharse esa misma noche...
Gasparín no cabía en sí de alegría y de nerviosismo, acabó su desayuno a la velocidad del rayo y corrió a su habitación para decidir qué se llevaría para tan largo viaje.
Después de desordenar toda su habitación se decidió por las tres cosas que le gustaban para regalárselas al NIÑO...
A saber:
- Una pelota que le había regalado su padre, el Rey Gapar II.
- Un libro de cuentos que perteneció a su abuelo, el Rey Gaspar I.
- Y por último, pero no por ello menos importante, una manta que tejió su madre cuando le esperaba y con la que todavía dormía.
Las horas se le hacían interminables al pequeño Gasparín, pero por fin llegó la noche y con ella la Estrella...
Gasparín escuchó muy atento las recomendaciones de su madre y partió...
Como es lógico, al seguir una estrella, Gasparín tenía que caminar por la noche y descansar por el día. y así que...
Caminó, caminó y camino un poco más durante toda la noche...
Hasta que amaneció y vio que se encontraba en la plaza de un pueblo, se dirigió al centro de la plaza para sentarse a descansa un poco al llegar vio a un viejecito sentado pensó; "este debe de ser un buen sitio para descansar" así que se sentó a su lado...
Al poco rato nuestro protagonista, que era un niño muy decidido como ya habéis podido observar, entabló conversación con él y entré otras muchas cosas el viejecito le explicó que estaba solo y que por eso se pasaba las horas en la plaza mirando como paseaba la gente, así que Gasparín, ni corto ni perezoso, buscó su libro de cuentos, se lo dio, Justo en ese momento empezó a oscurecer, apareció la Estrella indicándole a Gasparin que era el momento de retomar su viaje...
Caminó, caminó y caminó un poco más durante toda la noche...
Y así caminando el amanecer le sorprendió en mitad de un campo, donde jugaban unos niños a algo parecido al football con un guijarro, Gasparín pese al cansancio sintió el impulso de jugar con ellos; sacó su pelota y empezaron los juegos , el tiempo paso volando y cuando acabaron ya era casi de noche y con la noche llegó el momento de que los niños del pueblo se marcharan a su casa entonces Gasparín pensó; "cuando me vaya estos niños no tendrán una pelota con la que jugar", así que llamó a uno de ellos para darle la pelota, en ese momento miró hacia arriba ¡allí estaba la Estrella! era el momento de seguir caminando...
Caminó, caminó y caminó un poco más durante toda la noche...
La aurora apareció y se llevo con ella a la Estrella, en ese momento, Gasparín se encontraba a los pies de un castillo, que pertenecía a un tal Herodes, Gasparín se encaminó hacia el castillo, pero justo antes del puente levadizo le llamó la atención una madre que parecía haber pasado todo la noche a la intemperie, ya que sus hijos estaban ateridos de frío, así que Gasparín les ofreció su manta y como ellos le invitaron a unirse pasaron el resto del día juntos y acurrucados...
Sin apenas darse cuenta, mal cubiertos por la manta, les sorprendió la Estrella, Gasparín se despidió de ellos y dejándoles su manta y siguió caminando...
Esta vez solo caminó y caminó, ya que justo cuando las fuerzas le empezaban a fallar pensó; "ya debe de quedar muy pero que muy poco", dirigió su mirada hacía el cielo buscando una respuesta...
Y ¡Oh sorpresa!¡La Estrella se había detenido a unos pocos metros de donde estaba, brillando más que nunca!
Imaginaros la alegría de Gasparín en esos últimos metros, no podía dejar de corre repetiendo todo lo alto que sus fuerzas le permitían; "¡He llegado! ¡He llegado!"
Y efectivamente llegó...
"Lo primero es lo primero", pensó,besó al Niño y no pudo ni quiso evitar quedarse un rato mirando fijamente como sonreía...
Cuando consiguió articular palabra se dirigió a María diciendo; "Señora, mire mis manos las traía llenas de regalos para el Niño, pero los he dejado por el camino y ahora están vacías"
La Virgen miró detenidamente las manos de Gasparín al mismo tiempo que sonria como solo saben sonreír las Madres le corriguió; "No Gasparín, yo las veo llenísimas, mira aquí están los veinte libros de cuentos, y aquí las veinte pelotas y por aquí aparecen las veinte manta...Mira el Niño las está viendo y sonríe, todos tus regalos, lo que has dado en tu largo camino, el Niño lo ha recibido multiplicado por veinte"
Y ahora, ven aquí a descansar Gasparín, que debes de estar agotado...
Gasparín obedeció y hundiendo su cabeza en las faldas de la Virgen se "durmió"
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