sábado, 19 de diciembre de 2009

El lote, por NDAP

Hala, todos a darse el lote a partir de las diez. Y encima se quejan. me refiero a lo de los turrones, los barquillos y la botella de anisete. Bueno, anisete no, que desde que somos modernos al personal le da por el beilis, que es como cola de impacto con hielos. Lo del lote es también como el anisete, un clásico un tanto demodé. De lo d elas fotos antguas tipo La gran familia, el policía munuicpal al que los conductores le dan una botellita y un señor que pasea va fumándose unos puros como trancas de pino. Ahgora, menos porros, está feísimo fumar. Qué raros son los modernos. Yo soy un ferviente defensor de los polvorones, así que, por tierra mar y aire, defiendo su llegada: ¿en el lote? pues a por el lote.
El lote es una chufla. Te vas con cinco mil pelas al mercadona y te sacas once lotes con turroncicos de chocolates variados, que ni son turrones ni nada, pero puestos a sucedáneos, pues molan. Luego están los plastas antinavidños: pues vaya con el lote, yo tiro la mitad. Este cava es una birria, y del vino mejor ni hablamos. Meencantan. Desde hace años, cuando uno de esos memos suelta la bobada -siempre la misma, joer, que se repiten más que las noticias de gastronomía de Antena 3- yo les digo que no sufran, que me lo regalen que ya daré yo buena cuenta de esas cosas tan malas. Y consigo mis propñósitos a medias: se callan, lo que agradezco, pero no sueltan la manteca, los muy tacaños. Si es que luego se quejan si les llamamos... en fin. El otro día, auna jefecilla que salió con esas, en casa tiramos lotes enteros, porque acabamos hartos, le dije que se buscase una parroquia cerca o algún pobre a quién dárselo, que harían un fantástico uso de ello. Otra compañera le sugiriço que lo trajese al trabajo, bandeja de mantecados y el cinco minutos, ni las migas. Silencio de golpe. Probad, probad.


Vaya por delante
un lote bien elegante.
En el caso de la cesta,
estará bien peripuesta.
Si desea paletilla,
sucuenta y sabrosilla.
Calamares y mejillones,
orejones y peladillas
Si el consejero delegado
quiere quedar como un rey
porque es un tío de ley,
coleguita y apañado

Aguinaldos Aragón
y no te gastes un... Potosí.



Lo del cierre de apertura retardada tiene tela. ¿Qué mente maquavélica diseña estos paqetes y esas perversas pestañas, que n hay quina las abra ni quien las cierre?

Buscando estampa me doy conmigo mismo y aprovecho pa
ra lincarme. Me resulta interesante repasar textos y comentarios, comenaristas, amigos y decepciones. Balances, o sea. Interesante, ya digo.

Y las cosas que lleva. Los barquillos que te dejan la boca seca. Dicen que una vez llegó una caja con los barquillos enteros, pero para mi que es leyenda urbana, a ver si no.
La botella de vermú. La marca es lo mejor: Tartini, Partini, Santini, Mandini. Con lo fácil que sería poner uno de Reus en plan casero. El turrón de yema. ¿Alguien conoce a alguno al que le guste el turron de yema? Los dátiles. La Mamádelpianista siempre dice a propósito d elos dátiles lo que le gustaban a mi abuelo, y yo añado que es una cursilería de boda, pero que con beicon están que da gusto. La Mamádelpianista también tiene una recurrente teoría siempre cumplida a propósito dle lote: que si lo sacas es imposible volverlo a meter en orden y que cierre bien el cajetín de cartón. Oye, una verdad como un templo, y eso que yo, en plan bricomán siempre me propongo memorizar el oden de las cosicas para volver a guardarlas. Y nunca. Las aceitunas molan, como concepto. El dáa que vea cómo les sacan el hueso las encontraré aburridas. De las aceitunas hay otra cosa que me gusta: la palabra escachar. Aceitunas escachadas, que es navarrismo, creo. Si a un tío le dices "que te escacho" se suele asustar. Y si no se asusta, es que es navarro. O riojano, alavés, al mismo tiempo. El vino suele ser castañón, así que uno luego perpetra chistes como ese del alavés, joer, qué tonto, pero con gaseosa está de fábula y en calimocho ya es que no tiene precio. Y el blanco, que a mi me pone cabezón, mejor para cocinar. Y el champán, que desde que los modernillos te corrigen, cava, has de decir cava, yo le llamo champán con más ganas, o lo sirves medio congelado para que no sepa a nada o me pone cabezón y gaseado, con perdón, lo cual que se me cruza el picotedo de entrada y hasta que no llega la lombarda estoy que no doy pie con bola. El champán es una pijada de cuidado. La liga antinavideña me repatea, peor si hubiese liga antichampañera, me presentaba a fallera mayor. Viva la sidra, hombre. A veces ponen mejillones, que mira que son feos, pero que apañan la mar de bien. El turrón duro no hay quien lo parta y el blando supura, y, pese a ello, no lo perdona nadie, hala, todos a dejarse el puente de los piños y a mancharse el corbatón del añorado Luis Aguilé en el intento.
Luego está el llevarlo por la calle, que te quedas sin circulación en los dedillos, con etse frío y que notan como se te clavan las miradas cuando vas en el metro, entre los unos, por envidia y los otros, que les parece de horteras. Ya, hortera, pero si te regalo los Mantecados Delaviuda me comes a besos, muerto de hambre. Este año lo he transportado en la bici aún a riesgo de esmorrarme en las curvas por lo del cambio del centro de gravedad por el peso. Viva Battiato y yo frenando en cada esquina, que parecía medio tonto. Sin novedad en el frente, llegué indemne. Y con el frío que hacía, las botellicas frescas, de verdad.
El tiempo es relativo, al menos para el lote. Lo dátiles, que tanto gustaban a mi abuelo, siguen allí, año tras año, lo mismo que unos embutidos al vacío que me pusieron hace ya no se cuántos años y que dez en cuando salen por la despensa. Joer, habría que cortar el lomo este. Pues si. Pues vale. Y otro año más allí. Una decía que va a tirar los polvorones del año pasado. Tráelos p'acá que ya les daré yo un viaje, le dije. pero si estarán caducados. Anda, anda, que eso es un mito, y las fechas de caducidades son solo orientativas. Por unos polvorones, lo que haga falta.
Total, que soy un firme defensor del lote y de darnoslo en Navidad o cuando haga falta, porque nunca es tarde para zamparse una caja de polvorones, mantecados y hasta bolitas de coco, con un buen remojo de Pertini, Mordini o Manguini, el que sea menester. Y los rancios que echan pestes que nos los regalen que ya les sabremos dar la oportunidad que se merecen esos pobres turroncillos.
Y el que aprenda a cerrar la cajita, que nos lo cuente, por favor, a poder ser con fotos. Gracias.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

A mi tb me gustan mucho los potes. Pote de mermelada, pote de judias, pote lodigo muy buenisimo del to-to manteca, to pringá-to pa comerselo.

Los taca nunca dan y siempre se quejan. Un año de hambre les regalaba yo para que aprendiesen a valorar los potes. Dí que sí.

Nodisparenalpianista dijo...

Bueno,un año entero... venga, va, si, que así se les curaría de golpe!!!!!

Dulcinea dijo...

O sea, que encima de que en el trabajo estás escuchando música y repasando la prensa, te regalan un lote por Navidad.

Pareces funcionario, chato.

Te reto a vaciarte el lote y volvértelo a montar con luz y taquígrafos.

Dulcinea dijo...

Y de recompensa me llevo !el lote!

Myriam dijo...

Y la gengte de.. tb revindicamos lo que sea

Myriam dijo...

Jod...! Los aguinaldos de Aragón tienen buena pinta :)

Atiza dijo...

Después del champán, ¿dices una lombarda?. Vaya fiesta, pianista! (con perdón)
(¡qué buena la crónica del piso!)

Nodisparenalpianista dijo...

Hemos quedado como unos Carpantas... La vida misma, Atiza, que como Peñafiel, valgo más por mis silencios que por mis viejos compañeros de piso.