Navidad y mayores

Me cuenta Mariona, una amiga y compañera de trabajo, la tarde que le dió su madre ayer. Resulta que la madre en cuestión es una señora de ochenta y muchos años y con mucho carácter. Vive a escasos diez km de Barcelona. Y este año ha reparado que le faltan figuras para el Belén. "Es que sólo tengo el buey y la mula". "¿Mamá, por qué no compras un Belén entero?" "No, no, hija, que será muy caro". Así que manda a su hija a comprar "lo que falta". Y su hija se va a la Feria de Santa Lucía, al pie de la Catedral de Barcelona, que es donde se encuentra casi de todo de este tema, eso sí algo carillo. En esas que Mariona repara que las figuras de su madre son enormes y que entre Virgen, San José, Niño, Reyes y camellos ni le llega el presupuesto ni tiene habitación para ponerlos porque son casi tamaño real. Además no se puede entretener porque llueve a mares y no lleva paraguas. Para resolver el tema cuanto antes y temiendo la bronca de su madre, le compra un Belen completo, a tamaño de Belén de toda la vida. Se lo lleva a su madre. Se pone muy contenta hasta que... repara que ahora tiene dos bueyes y dos mulas. Y que están desproporcionadas. Así que le pide que la lleve a la Feria de Santa Lucía para buscar ella misma lo que quiere. "Seguro que tú has ido a lo fácil y no te has entretenido". Cuando van de camino, le sugiere parar en la carretera para recoger de la cuneta musgo para el Belén. "Pero Mamá, que te puedes resbalar, que no merece la pena, anda sube al coche y ya lo cojo yo". Ya veis a Mariona a cuatro patas arrancando musgo (que por cierto está prohibido) y con el coche aparcado en un arcen temiendo que encima la multaran y le quitaran puntos del carné. Llegan a la Feria. Y resulta que hay más figuras que el día anterior. A su madre le gustan TODAS. "Pero Mamá, las figuras importantes no las puedes repetir" "Por qué" "Pues porque no" Van a la caseta donde Mariona compró el Belén y resulta que tienen más figuras para completarlo. La madre pide la referencia de todas para ir comprando un par cada año hasta completarlo. La vendedora mira a Mariona con admiración. Esta tarde ha sonado el móvil de Mariona mientras estábamos en una reunión. Cuando acabara la esperaba su madre con el musgo puesto para montar el Belén. "Ay Dulci la que me espera", me ha dicho. "Haz fotos", le he contestado.