jueves, 2 de diciembre de 2010

Después de la tempestad, la calma. Por Altea.

Voy a ser agorera, como dice el Pianista. Pero sólo un poquito.
Yo tengo un mal recuerdo de las vísperas de navidad que lo tendrá todo el mundo, pero del que nadie habla. Me refiero a los...

Porque luego saldría todo bien y uno (a) se llevaba merecidamente los Reyes, pero mientras, a sufrir. Ay.
Eso sí, hay que reconocer que cuando se es pipiolo (a), era la evaluación que más incentivo tenía: “a ver esas notas, que si no los Reyes…” Pero los Reyes siempre venían.
- Mamá, ¿por qué no ponemos hoy el árbooool?
- ¿Has hecho ya los deberes?
Y dale. ¿Qué tendría que ver una cosa con la otra, vamos a ver?
Pero gracias a esas cosas que uno (a) no entendía, pero que había que hacer, ¡qué bien sonaba después a música de los villancicos, qué sonriente estaba el Niño y qué bueno sabía el mazapán!

4 comentarios:

Atiza dijo...

Ay calla, Altea. Ahí me ha dolido...Y les sigue doliendo a algunos muy cercanos. Toma, majos! (Y eso que de estudiar no tenéis ni idea, logsianos, más que logsianos!)

maria jesus dijo...

Yo soy de una época en la que las notas eran mensuales y no había examenes especiales antes de Navidad, lo malo era que nos ponian notas en conducta, esa era la mas problemática

Nodisparenalpianista dijo...

Cuenta, cuenta María Jesús, que ahí hay tema!!!!
Altea, tienes razón, qué tendría que ver lo de los deberes y el árbol. Aún, cuando uno estudia botánica...

Dulcinea dijo...

Altea esto es un golpe bajo, guapa. ¿No te planteas que los profes en esas fechas temibles de final de trimestre hemos de corregir como locos?

Aunque la verdad, los herederos de la Logse perpetran unos examenes que dan para reirse las tripas. O para llorar, según lo mires.

María Jesús, ¿tú también? si tú cuentas, yo largo lo que hacía Néstor de pequeño ;)